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sábado, septiembre 21, 2002

Gracias Cancillería
A mi versión personal de Herr Hitler no le tiembla el pulso para nada. No se diga para frustrar los anhelos e ilusiones de su soñador hijo Don Arturo, que aun vive bajo su mirada inquisidora en la Choza Chueca. Por eso hoy le doy encarecidas gracias a mi Madre/Dictadora por frustrar mis sueños de fuga.
Había grandes planes para hoy, que digo grandes, magnos. Podía optar entre a)la fiesta de cumpleaños de dos buenas amigas en un mega salon de eventos con mega música y mega cervezas o b)una tarde tranquila viendo una película en el cine acompañado de mi gran amiga Cris. Yo ya había optado por la opción b) pero ahhhhhh! Error. La Cancillería ya tenía planes para mi.
"Es que no se, tengo una corazonada, no me siento cómoda, mañana será como que uno de esos días en los que no es bueno salir, no se por que". Vamos. Conozco formas de decir sutilmente las cosas...pero "una corazonada"? "Uno de esos días en los que no es bueno salir"? Por favor! Ahora si que no me jodan...mejor me hubiera dicho no y me ahorro el coraje.
Pero ahhhhhhh la Cancillería si podía salir hoy. Todo el santo día estuvo en la calle. Tenía la ligera esperanza que en una muestra de benevolencia me dejara salir a cualquier lugar, ya no me importaba donde. Adios esperanzas. "Estoy muy cansada, no sabes cuanto caminé, ta ta ta ta ta". Mmmmhhh...perfecto.
¿Saben cuanto tiempo tengo sin asomar la nariz con mis amigos o lo que sea? Ya va para 3 semanas que no salgo de casa. Y el día que se me ocurre sair "es uno de esos días...".
Ok pues...gracias, Señora Canciller, por frustrar la alegría sabatina de su hijo...de veras gracias.