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viernes, noviembre 08, 2002

Horror en el escenario
Don Arturo: *Weeeeeeeey...ya se me olvidó el texto*
Ángel: *Tranquilo...'orita te soplan*
Don Arturo: *Chíngale, ya me toca* ¿Recuerdas...recuerdas que...*ay Dios*
Apuntador detrás del sillón: *...que la honestidad...*
Don Arturo: ¡¿Recuerdas que la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma adornan y hermosean?!
(...)
Don Arturo: Y tu...y tu...*hijo de la chingada no me veas así*...tu te dices ser mi amigo carajo.
Jaser: ¡Cállate...¡Cállate tu, que poca visión de nuestra...amistad tienes!
Don Arturo: *Puuuuts...ya se me fue...*
Apuntadora adelante con un carton: "CLARO, PARA TÍ ES MUY FÁCIL..."
Don Arturo: ¡Pero claro! Para tí es muy fácil esconderte detrás de tu personalidad de falso intelectual.
(...)

Oh Dios. Fue la mañana más trágica de la historia, y el público ni por enterado se dio. Desde las 9 comienza este relato de horror, comedia, drama y tragedia, que envuelve a su protagonista Don Arturo en una odisea actoral digna de documentarse en los anales de la historia como el histrión más improvisador y malhablado de la historia del teatro.
Despúes de clase de Historia salí a ponerme mi corbata y asistir al último ensayo antes de la obra. Ahí ya estaban Moni (una de las apuntadoras) y Gil (Julio en la obra). Y nadie mas. Prendí un cigarro y esperé. En eso llegó Ángel (Hugo) y por fin nos metimos al "taller" de "teatro". En lo que llegaban los demás cada quien por su lado ensayaba sus líneas. Pero nadie llegaba...las chicas estaban embelleciéndose en el baño y...¡faltaba el actor principal! Empezó a cundir el pánico entre los presentes.
Por fin como a los 15 minutos aparecieron las chicas y al mismo tiempo Jaser (Enrique, personaje principal), así que emprendimos la marcha hacia el Auditorio.
Una vez allí de nuevo el pánico nos hizo sus presas. Antes de nosotros y sin previo aviso habían puesto una conferencia. ¡Horror! No íbamos a poder ensayar nada caray. Y la cosa empeoraba: no llevaban botellas para la tomadera en escena ni las balas de salva para la pistola. En un parpadeo 6 gentes desaparecieron para conseguir dichos energúmenos. Eran las 10:15 de la mañana.
Falatando por ahí del 15 a las 11 ya teníamos todo. Empezaron a salir los de la conferencia y ya afuera esperaban ansiosos los que iban a ver la obra. No podíamos dejar pasar a nadie si no teníamos el escenario montado. Tuvimos que poner guaruras en la puerta para que nadie pasara. En cuanto el auditorio se vació empezó el montaje. Mesas, sillas, escritorio, fondo, botellas, cargar la pistola...todo. Fue un show conseguir los muebles, la sala de maestros los tuvo que donar. El último paso: calara la pistola de salva...la muy ingrata tiene la fea manía de travarse. Tuve el honor de hacerlo. "¡Fuego en el hoyo!" BANG. Funcionó.
Antes de que todo esto ocurriera seguido asomaba la nariz a la puerta del auditorio a preguntar por Vero...nadie la había visto. Me asustaba, no iba a llegar o de plano por pura convicción no iría a verla. Después de calar la pistola y antes de que abrieran las puertas me asomé por última vez. Nada. Nimodo pues...me vi al espejo, me desacomode la corbata (se supone que voy medio ebrio), me remangué la camisa. A darle.
Nos ubicamos hasta atrás del auditorio, desde ahí entraremos. Hasta ese momento se apersonó nuestro "director" el profe Juan Ramón. Según eso estuvo haciendo algunas diligencias afuera para conseguir "cosas". Bueeeeno. Se apagan las luces y queda al frente la maestra Bárbara Juárez a dar la presentación de la obra Una Sombra llamada Elena. Estábamos listos. Nos tomamos de las manos. A un lado mío estaba Candy (Elena, personaje principal) nerviosísima. Se recargó en mi hombro y le dije "tranquila...ya verás que bien nos sale".
Si Chona, como no.
Nos dan la señal...entramos en escena. Me persigné (no se ni por que lo hice) y besé el anillo que nos une a Vero y a mi, es de plata, muy bonito, lo compré en Vallarta: uno para ella y otro para mí. Pasa Julio por delante...y yo abro la obra cantando una canción...bueno...cachito de canción. Antes de entrar, la ví. El corazón me dio un vuelco de emoción. En la 6 fila, con excelente visibilidad, estaba Vero. Me animé aun más...y entré a escena.
Todo el primer acto iba bien hasta que nos empezamos a brincar los diálogos todos. La apuntadora tuvo que trabajar duro para hacernos llegar a todos los diálogos. Sucedieron momentos como los que les relaté allá arriba. Había confusión, un poco de expectación. Todos estábamos nerviosísimos. Creo que si nos hubieran leído al pensamiento a todos, hubiéramos dicho "Ay wey...¿y 'ora que hacemos?".
Y el primer acto terminó en total anonadamiento nuestro. El segundo inició con relativa calma. Nada fuera de lo común, como que empezábamos a carburar mejor. Elena necesitaba mucho de su apuntador, se le olvidó todo el diálogo, estaba más nerviosa que todos nosotros. Temblaba un poco, no hablaba fuerte...hizo lo que pudo pues. Y entonces viene mi escena dramática.
Donají (Raquel en la obra) estaba llorando desconsalada en un extremo de la sala, escuchando las cosas que decían Enrique y Elena...y yo fúrico voy y le reclamo que por que no defiende a su gran amor Enrique...por que no lucha por lo que ella quería. Tal fue mi emperramiento (el del personaje) que fui y saqué un revólver. Todos se asustaron...intentaron acercase a mi y los amenacé con el. Me acerqué lentamente a Enrique...lo puse en su sien y lo cargué. "¿Hasta dónde llega la actitud de buen samaritano? Es un revólver y está cargado...¿qué sientes que tu vida penda de un movimiento irracional? ¿Por qué no suplicas? ¡Vamos, suplica!" Se queda callado...amenazante..."¡Que supliques carajo!". Julio entra..."Por favor ya déjense en paz". Me toma el arma...forcejeamos...de repente...BANG. ¡Aaaaaaahhhhhhh! gritó el público. Yo oh sorpresa...el arma de César era de salva. "¡Jajajajajajaja! ¡Qué buen drama les acabo de armar. ¡Jajajajajajajajaja!" Salió perfecta la escena.
Continuó la obra sin mayor dificultad hasta el final. Yo había encarado a Enrique por quitarme a mi amor Elena, y en eso que aparece Raquel...con un revólver, ahora de verdad. Profesó su odio hacia Elena...la miraba con resentimiento, con ira. Elena trató de calmarla, pero siempre manteniéndose firme. Me puse en medio de las dos...al fin ya había comprendido que ya no podía hacer nada por Elena, y que debía dejarlos ser libres y amarse...no era justo que todo terminara así. Me amagó y me tuve que hacer a un lado. Y entonces...unas últimas palabras...unas últimas súplicas de Raquel hacia Enrique. Raquel carga el arma...apunta al aire...luego a su sien...poco a poco se la quita de la sien y entonces...¡FUERA LUCES! ¡DISPARA YA! Click...click...click...¡LA REMALDITA ARMA SE TRABÓ! Click...click...¡BANG! ¡RAQUEL....POR QUÉ LO HAS HECHO!
¡Y órale! A salir corriendo todos antes de que prendan las luces. Ya las prendieron y se hcieron los aplausos...nunca me había sentido tan liberado. La maestra Bárbara nos invita a salir de nuevo. Aplauso total. Quedamos en hilera, y lo único que nos quedaba, era hacer caravana en agradecimiento. Nos pidieron que nos presentaramos...ya nos presentamos. Tocó mi turno. "Yo soy Arturo e interpreté a César"...jejejeje...los de mi salón estaban aplaudiendo frenéticamente, "uh-uh-uh-uh-uh".
El Auditorio se empezó a vaciar. Nos sentamos todos en el sillón, a fumarnos un cigarro de la Victoria. Lo habíamos logrado...cucho y todo...pero lo logramos.
Llegó Vero hasta el pie del escenario. Apagué mi cigarro y fui hacia ella. Me besó, me abrazó...me felicitó por lo bien que actué. Mientras mas me abrazaba mejor me sentía...más relajado...mas tranquilo. Me dijo que lo había hecho muy bien y que me amaba. Sonreí...para las novias siempre somos como que lo mejor, me dije a mi mismo. No tuve de otra más que besarla. Se tuvo que ir por que llegaría tarde a su clase de inglés. Una vez que se fue, prendí otro cigarro...nos tomaron fotos...conversamos...bromeamos...disfrutamos el momento. Terminamos de desmontar todo y ahora sí: libres.
Mientras caminaba me encontré con mis amigos y conocidos...todos me felicitaron, incluso fueron más allá: "fuíste al que mejor le salió, de veras", "te quedó de lujo maestro", "de todos los demás no se hace uno...tu te llevaste la obra". Nada más reconfortante que el aplauso del respetable, el amor de la novia y el reconocimiento de los amigos.
Con su permiso...me retiro, esperando no haberlos agobiado con tan larga crónica. Me voya fumar un Montecristo para celebrar este triunfo. ¡Salud!

1 Comments:

At 11:59 p. m., noviembre 24, 2007, Anonymous Anónimo said...

que mierda publicas!!!
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