De nosotros dos

Durante días busqué la manera de decirle que me estaba enamorando de ella. Probé muchas formas, por lo general me gustaba dejarle mensajes en clave por aquí, por allá...incluso en persona me daba el lujo de aventarme mis mensajes "subliminales". Con todo y todo, me sentía inúltil, incompetente y, sobretodo, fuera de lugar: "entiende, Arturo -me decía-, a ella no le gustas".

Sin embargo, ella misma se encargó de demostrarme que no era el único loco embarcado en tan tremendo viaje, y que mis miedos no tenían razón de ser. Me dejó ser y estar a su lado, y ahí andamos, con muchas cosas ya vividas y otras tantas más que nos quedan por vivir. Gracias a ella recobré la sensibilidad perdida, mis ganas de seguir dando lata y la sonrisa que con el tiempo se me había borrado.